Eco-art // mar 23, 2017
A lo largo de la historia, el arte siempre ha evolucionando en diferentes estilos, técnicas, materiales… y ha seguido tendencias propias del contexto en el que se desarrolla; del mismo modo que sucede con la moda, la arquitectura o el diseño. Todos ellos son campos en continuo cambio y evolución, como la propia naturaleza del ser humano. Si rememoramos la Historia del Arte vemos, por ejemplo, cómo el estilo Barroco, precedió al Rococó; o cómo el movimiento Impresionista derivó en Neoimpresionismo y, posteriormente, Postimpresionismo.
El mismo fenómeno se produce aún en el arte contemporáneo: nuevas corrientes siguen abriéndose paso entre lo ya establecido. Sucedió a finales de los 50’ con la aparición del Pop Art, dando cabida a obras que tenían por protagonistas elementos reconocidos por la cultura de masas, los cuales eran representados de una forma colorida que ensalzaba su superficialidad.
El Arte Povera también fue una corriente surgida en el siglo XX y destacaba por la utilización de materiales humildes y a menudo reciclados. El Land Art, por otro lado, es un movimiento algo más tardío –pues surge a finales de los años 60- y se caracteriza porque utiliza el entorno natural como parte de la propia obra de arte o, lo que es lo mismo, utiliza la naturaleza como lienzo.
Sin embargo, ningún movimiento o corriente artística aparece de la noche a la mañana. Siempre existe algún precursor, ya sea un individuo o un grupo de autores, que experimenta con una temática o un material poco común en ese contexto. Dicha temática, material, estilo… probablemente ya existía con anterioridad, pero es la admiración que despierta el trabajo de dicho precursor el que lo convierte en algo popular, en una tendencia a “imitar”, provocando que otros le sigan en su aventura y se establezca un nuevo punto en común entre las obras.
El Natural Art es otra corriente artística surgida en las últimas décadas. Si bien no es un movimiento completamente nuevo –ya que encontramos su origen casi al mismo tiempo que el Land Art-, es precisamente ahora cuando se encuentra en pleno proceso de expansión, y cada vez son más los artistas que participan de ella.
Pero ¿en qué consiste el Natural Art? A pesar de lo que parezca indicar su propio nombre, este tipo de arte no necesariamente tiene lugar en un escenario natural o al aire libre. Consiste en la creación de obras a partir de materiales procedentes de la naturaleza (troncos, hojas, tierra, rocas, semillas…) que poco a poco irán cambiando y transformando la obra por el propio paso del tiempo, pese a que no necesariamente están expuestos a los fenómenos climáticos.
En él, el escenario NO es parte de la propia obra, no participa de esta ni determina su esencia como sucede en el Land Art. Aunque bien es cierto que una obra siempre resulta más impactante cuando se expone en un entorno ya de por sí espectacular.
La otra principal diferencia entre ambas corrientes artísticas es que para el Land Art lo primordial es sumar belleza a un paisaje ya de por sí hermoso; ensalzarlo y elevarlo al nivel de lo que se consideraría una “obra de arte”. Sin embargo, en el caso del Natural Art la belleza del propio material es igual de importante que el cuidado del mismo. Busca transmitir unos valores ecológicos y de respeto por el medio ambiente que el Land Art no siempre tiene en cuenta.
Podríamos poner como ejemplo una de las instalaciones más destacadas de este movimiento: “Spiral Jetty”. Su creador, el norteamericano Robert Smithson (1938-1973) fue uno de artistas que aún hoy en día consideramos como más representativos del Land Art o Earth Art. La obra en sí se realizó en 1970 y consistía en una enorme estructura con forma espiral creada a partir de bloques de basalto negro, en las aguas del Gran Lago Salado del desierto de Utah (EE.UU.).
A pesar de su exposición a los fenómenos ambientales como la lluvia, la erosión o la salinidad del agua que la rodea; la obra aún se mantiene en pie. Los más curiosos, de hecho, podéis encontrar su ubicación y fotografía con la aplicación de Google Earth -lo cual nos da un pista de la popularidad que aún hoy en día tiene la obra-.
Sin embargo, a pesar de la belleza de la misma, para su construcción se alteró el paisaje de forma muy notable y fue necesaria la utilización de camiones y maquinaria industrial que resultaron tener en un fuerte impacto en el entorno. Diferentes organizaciones ecológicas, de hecho, presentaron sus quejas porque la instalación de Smithson había afectado negativamente a la fauna de la zona.
Lamentablemente, aunque el Natural Art es aún un movimiento joven, en España resulta difícil encontrar proyectos y espacios que le den cabida. Es en el norte de Europa donde más ejemplos de este tipo de instalaciones podemos encontrar, posiblemente por la mayor concienciación ecológica existente en estos países o por la facilidad que encuentran allí los artistas para obtener financiación tanto pública como privada.
En Fondo Arte-AS, como muchos recordáis, sí tuvimos la oportunidad de crear todo un proyecto al aire libre basado en el Natural Art: “Ecos de la memoria 2016”. Y, a pesar de que este ha concluido recientemente, obras de su autor –Bob Verschueren (Bélgica, 1945)- estarán expuestas en el interior de nuestra galería durante las próximas semanas.
Hojas de cerezo, pinocha y cúpulas de bellota, entre otros materiales, serán las protagonistas de una muestra que nos enseña la existencia de un arte que no sólo no daña la naturaleza, sino que celebra lo que esta nos ofrece.
A de ARTE. A de ARCO // mar 07, 2017
Para todos aquellos que disfrutamos del arte sólo hay cosa mejor que una exposición. Muchas.
Por suerte, a lo largo del año no son pocos los eventos en los que es posible disfrutar de multitud de propuestas artísticas más allá de los propios museos y galerías. Hablamos de las ferias, bienales y festivales que se celebran en ciudades como Miami, Londres o Abu Dhabi; pasando por Shangai, Toronto, Viena o Basilea.
Hace unos meses, mencionábamos en un artículo de este mismo blog la Bienal de La Habana, que se celebrará esta primavera en la ciudad cubana. También dedicamos un pequeño artículo a la intervención realizada por uno de los artistas de nuestra galería, Bernardí Roig, en el Festival de Canterbury del pasado otoño. Sin embargo, hay un evento en particular que en Fondo Arte-AS vivimos cada mes de febrero con especial ilusión: ARCO Madrid.
Esta feria con nombre y escenario español, acogía la semana pasada en IFEMA a galerías y artistas procedentes de 27 países en la que fue, nada menos, que su trigésimo sexta edición.
Entre los días 22 y 26 de febrero pudimos ser partícipes de un evento que en los últimos años ha crecido hasta convertirse en cita obligatoria en el mundo del arte a nivel internacional. Tanto es así que, tras su celebración, el propio director de la Feria, Carlos Urroz, hacía balance de resultados destacando el récord de afluencia en este último encuentro. Más de 100.000 visitantes que, sumados al aumento en la venta de obras, se traduce -en opinión de Urroz- en un claro indicio de la recuperación del mercado del arte.
Como país invitado de esta última edición acudió Argentina, cuyas galerías y artistas no desilusionaron al público de una feria que ha seguido en los últimos años una tendencia al alza en la participación, tanto de obras como de coleccionistas, de América Latina.
Pero en Fondo Arte-AS queremos que seáis vosotros quienes os forméis vuestra propia opinión, por eso solo diremos que fue un encuentro cargado de VARIEDAD. Variedad en los estilos y materiales, en la temática y el formato, en los mensajes, los soportes e inspiraciones. Eso sí, con una intención siempre clara: provocar emociones, ya sean de admiración, melancolía, rechazo… Eso depende de cada obra y artista pero ¿quién no recuerda aquel casi legendario “Vaso medio lleno” del artista cubano Wilfredo Prieto? ¿Acaso no la consideraríais una pieza provocadora? De hecho, fue la obra que sin duda ocupó más titulares durante la edición de 2015. Y, como en aquella ocasión, no podían faltar obras polémicas.
Tampoco obras inquietantes.
Ni las que transmiten mensajes claros y contundentes.
Las había también con significados más sutiles.
Y cómo no, obras de grandes artistas. Algunos aún presentes.
Y otros ya ausentes.
Las había con referentes clásicos más que conocidos.
Y otras con una inspiración más personal.
Pero sin duda, si algo vimos fue el talento de artistas con mucho, mucho, que decir…
Nos vemos en mayo, en ARCO Lisboa.
Una nueva casa // feb 24, 2017
Falta poquito, sólo unos días para decir adiós al proyecto de Bob Verschueren: “Ecos de la memoria 2016”.
Apenas parece que hayan transcurrido, eso… unos días desde que celebrábamos su inauguración, pero lo cierto es que han pasado casi cuatro meses desde que iniciamos el proyecto. Tiempo en el que las obras de este artista belga especialista en Natural Art nos han acompañado, tanto en el interior de nuestra galería como en el antiguo cauce del río Turia.
Sin embargo, de todas las instalaciones que forman parte de “Ecos de la memoria 2016”, hay una que desde su creación se ha adaptado al entorno como ninguna otra y es de ella que os queremos hablar hoy. Se trata de Hanging Nest o el Nido colgante.
Situada en el antiguo cauce del Turia, envolviendo al tronco de una palmera y a más de 5 metros de altura, esta obra fue construida “in situ” por Verschueren, al igual que casi todas las instalaciones que forman esta particular exposición. Para su creación, el artista necesitó de una grúa que le permitiera alcanzar la altura adecuada; además de miles de ramas, cuerda de lino natural y toda una semana de arduo trabajo.
Como su propio nombre indica, esta obra representa un nido, pero no solo se titula así por su aspecto. A diferencia del resto de instalaciones, que lógicamente se hicieron para ser observadas y apreciadas por las personas, esta instalación se creó realmente para servir de cobijo a las aves del parque. Hoy en día, tres son ya sus residentes. Habitantes estos que, al igual que su nuevo hogar, sólo es posible vislumbrar si dedicamos el tiempo y la atención necesaria.
Nada en la construcción de esta intrincada obra fue sencillo, pues no solo fue necesaria la poda de muchas ramas, sino también su almacenaje y traslado al lugar donde se expondría la obra: una pequeña isla artificial rodeada por el agua del riachuelo que recorre el tramo XIV del parque, donde crece un pequeño grupo de palmeras Washingtonia robusta.
Sin embargo, lo más complicado de todo el proceso fue la posterior colocación de cada una de las pequeñas maderas. Para ello, Bob las fue atando una a una por uno de los extremos al tronco de la palmera, valiéndose de un cordel natural que no dañara a la planta con ningún componente artificial tóxico o nocivo. El otro extremo de cada rama, se entrelazaba con otra previamente colocada, que a su vez servía de apoyo a las siguientes. Y así, uno tras otro, los pequeños palos fueron formando este increíble puzle del que muchos paseantes no logran descubrir su ubicación a simple vista. Aunque, claro está, esa fue precisamente la intención de Bob Verschueren: que su obra se fundiera con el paisaje y que fuera necesaria por parte del visitante una labor de observación del entorno que culminara finalmente con el descubrimiento de la obra.
Hanging Nest, al igual que cada una de las obras creadas por Verschueren para “Ecos de la memoria 2016”, se inspira en Valencia, pero en este caso, el “Nido” también es una representación de la propia ciudad. Pues igual que la capital levantina es el lugar de refugio de valencianos y turistas, el nido da cobijo a las especies que habitan en este maravilloso entorno natural que antaño no fue más que el vacío resultante del trasvase del agua tras la gran riada de 1957.
Sólo unos días nos quedan para disfrutar de “Ecos de la memoria 2016”, un proyecto protagonizado por Bob Verschueren pero que sólo ha podido realizarse gracias a los patrocinadores y colaboradores que nos han brindado su apoyo inestimable: Obra social La Caixa, Olivares Consultores, Doctores Gandía y Aguiló, Joyería Siete, Hernández Arquitectos, Varona Asesores, Nuts4Go, Ecisa, Panaria, Stones by Bernardo, Dicoval, Cabify, Embajada de Bélgica, departamento de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Valencia, Escuela Superior de Arte y Tecnología (ESAT), Máster en Arquitectura del Paisaje (ETSA_UPV).