Orgullosos, cabezones y adorables // jul 05, 2016

Sois muchos los que cada semana cruzáis la puerta de Fondo Arte-AS y nos preguntáis por esas extrañas obras que veis a través de las cristaleras inundando el suelo de nuestra galería. “¿Qué son?“ y “¿de que están hechas?“ son las preguntas que más soléis hacernos, y lo cierto es que nos encanta que lo hagáis, porque significa que despiertan vuestra curiosidad. Pero mejor empecemos por el principio de la historia.

 

Érase una vez, dos artistas: Julia Venske y Gregor Spänle. Estos talentosos personajes venían de un reino muy, muy lejano. Bueno, quizás no tanto. En realidad venían de repúblicas, porque vivían yendo y viniendo entre Múnich y Nueva York. Pero un buen día, vinieron a las cálidas tierras mediterráneas, y trajeron con ellos docenas de criaturas que habían creado con mármol de un lugar llamado Carrara -ubicado en el norte de Italia-. Estas extrañas piezas, a las que llamaron Smörfs, llegaron así a Valencia; y rápidamente se expandieron por toda la ciudad, protagonizando un ambicioso y divertido proyecto artístico que organizamos aquí, en Fondo Arte-AS, y que seguro muchos recordaréis: “Eclosión en Valencia“.

 

Imagen portada proyecto eclosión en Valencia

Cartel del proyecto artístico “Eclosión en Valencia“, celebrado en la ciudad del Túria en 2014

 

Tras apenas unos días, los Smörfs abandonaron el container en el que llegaron e inundaron cada rincón de la ciudad. Parques, aceras, escaparates, jardines… Algunos apenas levantaban 5 centímetros del suelo pero otros llegaban a los casi 3 metros de altura, así que no pasaron precisamente desapercibidos.

 

La mayoría, se comportaron bien durante su visita; hacían compañía a los paseantes, divertían a los turistas y hacían amigos aquí y allá. Otros, sin embargo, se colaron en tiendas y museos, quisieron llevarse farolas como recuerdos de su estancia en España, invadieron frigoríficos y despensas en busca de un bocado que llevarse a la boca… ¡Sembraron un auténtico caos! Así que, tras unos meses en los que se resistieron a abandonar las calles, logramos reunir a la mayoría y, para dar ejemplo y recobrar el orden, castigamos a los instigadores de este mal comportamiento.

 

Fotografía del proyecto eclosión en Valencia en el antiguo cauce del Túria

Container en el que llegaron los Smörfs a Valencia en 2014


Imagen de los Smörfs en las calles y comercios de Valencia

Smörfs haciendo de las suyas en las calles y comercios de Valencia


Desde entonces los tenemos en Fondo Arte-AS bien vigilados y atados en corto. De vez en cuando hacen alguna que otra fechoría, pero después de casi 2 años acompañándonos parece que han aprendido a comportarse (más o menos). De hecho, muchos ya han sido adoptados y llevados a un nuevo hogar. En cuanto a los demás, se entretienen con los visitantes de nuestra galería y sacan pecho para intentar ganarse algún que otro halago de su parte. Incluso, cuando lo logran, se atreven a mirar a las obras expuestas que cuelgan de nuestras paredes por encima del hombro por haberles robado la atención.

 

Si queréis saber más sobre sus andanzas podéis ver todo lo que sucedió durante el proyecto de “Eclosión en Valencia“ en el catálogo que comparte el mismo título y que podéis encontrar en las librerías: Soriano, Railowsky, París-Valencia, Dadá, el Centro Cultural Bancaja, el Museo de Bellas Artes, la Nau… Y, obviamente, en nuestro espacio en la calle Escultor Vicente Beltrán Grimal, 26.

 

Pronto os contaremos algunos de los planes que se traen entre manos y para los que cuentan con nuevos cómplices igual de atrevidos. Hasta entonces, nos han pedido que intentemos buscarles un buen dueño y mandemos un beso a todos sus admiradores. “Serán creídos…“.

 

Así que ya sabéis, si os encontráis algún Smörf fuera de nuestras paredes, recordad que en estado salvaje son impredecibles y os aconsejamos actuar con cautela. Uno nunca sabe por dónde te van a salir.

Smörfs en los parques de Valencia durante el proyecto de 2014

Smörfs junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, durante el proyecto en 2014


Smörf gigante en la entrada del Museo de Bellas Artes de Valencia

Smörf gigante en la entrada del Museo de Bellas Artes de Valencia


Smörf expuesto en el tramo XIV del antiguo cauce del Túria

Smörf junto al lago del tramo XIV de los jardines del Túria

El lugar donde duerme el arte // jun 20, 2016

Sólo en nuestro país existen más de 1.500 museos y colecciones museográficas. Tenemos la suerte de contar con algunos de los museos más importantes de mundo: El Museo Nacional del Prado, el Guggenheim, el Thyssen Bornemisza o el Reina Sofía, son sólo una muestra de la enorme riqueza artística de la que podemos disfrutar y presumir en España.

 

En la actualidad, también existen multitud de organizaciones, guías de viajes, websites de ocio y plataformas de todo tipo, que nos proponen rankings sobre los que considerados como mejores museos del mundo. Listados estos realizados en base tanto a la opinión de sus creadores, como según los resultados obtenidos en encuestas al público.

 

Museo del Prado de Madrid

Museo del Prado, en Madrid

 

Sin embargo, como siempre decimos, el arte es algo muy subjetivo. No hay una fórmula para ponerse de acuerdo sobre cuál es la obra más influyente o la instalación más creativa, pues cada uno puede tener opiniones muy dispares al respecto. Pero sí podemos, en ocasiones, apoyarnos en datos para saber, por ejemplo, cuál es la obra más cara o, siguiendo con el tema de los museos, cuál es el más grande o el más visitado. ¿Vosotros lo sabéis? Porque en la entrada de hoy os contamos cuáles son los museos más destacados según distintos criterios.

 

En total, son más de 35.000 los miembros que forman el Consejo Internacional de Museos. Pero es muy difícil saber con exactitud la cifra exacta de museos o colecciones abiertas a visitas que existen en el mundo; ya que cada día surgen nuevas salas dedicadas a la exhibición de obras. Algunas, incluso, se dedican en exclusiva a piezas de temática digamos… variopinta aunque, por qué no decirlo, resultarían extrañas al mismísimo Dalí.

 

Por ejemplo, ¿sabías que en Inglaterra existe el Museo del Collar de Perro? También existen museos dedicados a los vampiros (Francia), a los alimentos quemados, a los aliens (Suiza), al espionaje (Washington) o a la basura, del que sólo en EEUU, existen dos: uno en el estado de Connecticut y otro en Pensilvania. Por último, en este extraño repertorio, no podemos olvidar mencionar el Museo de las Alcantarillas de París. Lo que no podemos asegurar es si, en el caso de estos últimos, además de recrear la vista de sus visitantes, también recrean su olfato.

 

fotografía del museo de la basura

Museo de la Basura (Annville, PA, USA)

 

Para aquellos que seáis más curiosos y aventureros, os animamos a recorrer la geografía de nuestro país, donde podréis encontrar desde un museo dedicado a los saleros y pimenteros (Guadalest), hasta el Museo del orinal (Ciudad Rodrigo), sin olvidar pasar por el Museo del Ratoncito Pérez (Madrid).

 

Regresando a los museos más convencionales, por decirlo de algún modo, desde el punto de vista del número de visitas que reciben cada año, el centro que ostenta el récord es el imbatible Louvre de París. El museo parisino, sólo en 2014, recibió 9.3 millones de visitantes; con más de un millón de diferencia con respecto al Museo de Historia Natural de Washington y el Museo Nacional de China, segundo y tercero en el ranking de visitas, respectivamente.

 

Fotografía del Museo Louvre

Exterior del Museo Louvre, de París

 

Si tomamos como referencia las instalaciones y el número de piezas que contiene, el puesto número uno lo ocuparía el Smithsonian Institution de Washington. Este basto complejo ubicado en la capital americana, cuenta con una cifra aproximada de 137 millones de piezas artísticas, repartidas en 19 edificios (dos de ellos en la ciudad de Nueva York), laboratorios dedicados al estudio e investigación, y hasta un zoológico.

 

Sin embargo, aunque muchas veces se ha considerado al Smithsonian como el museo más grande del mundo, ese título le corresponde al Inhotim: un museo al aire libre ubicado en plena selva brasileña, en el estado de Minas Gerais. Con una extensión que abarca 140 hectáreas, tiene muchísimas menos piezas que el Smithsonian pero, en este caso la mayoría de las obras que lo componen son esculturas e instalaciones exteriores que el visitante va descubriendo en un recorrido a lo largo de una enorme extensión de terreno, mezcladas entre la exuberante vegetación tropical, colinas, arroyos y hasta varios lagos artificiales. Suena bien ¿verdad?

 

museo Inhotim de Brasil

Imágenes del museo al aire libre Inhotim (Minais Gerais, Brasil)

 

Pero, obviamente, si el Inhotim es considerado el museo más grande del mundo, ¿cuál sería su antítesis o su contrario? Pues irónicamente este se encuentra en Manhattan, la ciudad de los rascacielos; en un edificio ubicado entre los barrios de Tribeca y Chinatown. Sus creadores le han llamado Mmuseumm y ocupa el espacio que antiguamente estaba destinado al hueco de un ascensor. Para los intrépidos que quieran visitarlo, se encuentra en el número 368 de la avenida Broadway, mide un total de 6 metros cuadrados y en él se organizan exposiciones temporales de temática variada, a menudo centradas en objetos de uso cotidiano.

 

En Italia, también han creado su propia versión del museo más pequeño. Claro que en este caso, el susodicho sólo alberga una única obra de arte que cambia sólo una vez al año. La pequeña instalación, más parecida a un cabina telefónica que a una sala de exhibiciones, recibe el nombre de MAGra, y se encuentra en una pequeña localidad llamada Granara, en la que apenas habitan 6 personas.

 

Fotografía del Mmuseumm, construido en el hueco del ascensor de un edificio en Manhattan.

Fotografía del Mmuseumm, construido en el hueco del ascensor de un edificio en Manhattan.

 

Si atendemos al factor “tiempo“, el primer museo de la historia y, por tanto, el más antiguo que se conozca, fue descubierto en 1925 por el arqueólogo Leonard Woolley. La instalación data del 530 A.C. y se la conoce como “Ennigaldi-Nanna“. Su existencia se desveló a causa de una excavación de un palacio Babilonio, en la antigua Mesopotamia. Sin embargo, en la actualidad el Ennigaldi-Nana no es más que un conjunto de ruinas, por lo que, pese a ser el primer museo del que tengamos constancia, no es el más antiguo aún en funcionamiento. Este récord lo ostentan los Museos Capitolinos de Roma, que comenzaron a construirse en 1471, durante el pontificado del Papa Sixto IV, en la Plaza del Campidoglio de la capital italiana.

 

Nosotros, en Fondo Arte-AS, no hemos podido decidir cuál es el mejor museo del mundo, pues son muchos los que contienen GRANDES obras de GRANDES maestros del arte. No obstante, lo que sí os proponemos es un listado de aquellos museos que, al margen de su contenido, son por sí mismos una espectacular obra de arte a nivel arquitectónico. Esperamos que os gusten tanto como a nosotros.

Museos más espectaculares

Exterior de los Museos más espectaculares del mundo a nivel arquitectónico.

 

1. Museo Real de Ontario, Canadá
2. Kunsthaus Graz, Austria
3. Museo Guggenheim, Bilbao
4. Ordos Art & City Museum, China
5. Rijksmuseum, Ámsterdam
6. Museo Experimental de Música, Seattle
7. Museo de Arte Islámico, Doha
8. The Centre Georges Pompidou, París
9. Museo de las ciencias Felipe V, Valencia

Mil colores // jun 01, 2016

RIGHTTORETURN

“RIGHTTORETURN“ (2010), de Markus Linnenbrink. Fotografía y resina epoxy sobre tabla

 

La mayoría de los grandes artistas tienen una obra estrella a la que siempre se les asocia. Si hablamos de Edvard Munch, seguro que inmediatamente os viene a la cabeza “El grito“ (1893); lo mismo sucede con Monet y su serie de Nenúfares (1920-1926), con Picasso y el “Guernica“ (1937), Velázquez y “Las Meninas“ (1656)… Y así podríamos estar durante horas y horas.

 

En realidad, este hecho ocurre con muchas de las profesiones consideradas más “artísticas“, ¿Qué reconocido grupo musical no tiene una canción cuyos fans consideran legendaria? Y lo mismo sucede con los grandes arquitectos, poetas, o estrellas de Hollywood. Todo gran artista cuenta con al menos una gran pieza insignia muy reconocida, además de una estética única, que refleja en sus obras y que actúa como una especie de sello de autenticidad, pues tiene esa “huella“ única que les impregna el autor; ese “algo“ que los hace destacar entre los demás y diferenciarse.

 

Puede deberse a que hace un uso diferente de los materiales, quizás a que es más arriesgado a la hora de experimentar con nuevas técnicas, o puede que lance un mensaje que cala más en la sociedad… El caso es que, aunque crean algo que posteriormente pueda y de hecho vaya a ser imitado por otros, siempre serán conocidos por ser los líderes de un movimiento, de una tendencia, o de una forma de CREAR que los hace especiales y provoca que ganen el prestigio y reconocimiento, primero de críticos y expertos y, posteriormente, del gran público.

 

Es difícil explicar en qué consiste ese sello único, pero básicamente es lo que percibimos al contemplar una escultura de Chillida, una pintura de Miró, una instalación de Bernardí Roig y, llegando al artista que hoy nos empuja a escribir, cualquiera de las obras de Markus Linnenbrink.

 

Obra de la colección “photo painting“ de Markus Linnenbrink

“POODLEBITES“ (2006), de Markus Linnenbrink. Fotografías y resina epoxy sobre tabla. 140×140 cm

 

En el caso de este último, su sello diferencial no sólo es uno, sino dos. En primer lugar, el característico uso que hace del color. Sencillamente porque, como dijo el crítico Francisco Carpio en un ensayo dedicado a Linnenbrink, cada una de sus obras es como un festival de color pues este es “el gran invitado de honor a la fiesta de todas sus obras“.

 

Tanto es así que resulta difícil contemplar una de sus obras sin que el impacto visual por el uso de tal variedad de color cause una ligera sonrisa por su apariencia irreverente y osada.

 

El segundo de sus sellos es la utilización de la técnica del “dripping“ o “goteo“. Y no es que sea el único autor que hace uso de este modo de proceder, pero sí es único tanto el resultado como el método “calculado“ de llevarlo a cabo.

 

Esculturas creadas por Markus Linnenbrink

Esculturas de las colecciones “Skulls“ y “Organic“, del autor Markus Linnenbrink

 

No sorprenderá a nadie la afirmación de que el artista que más destacó en el uso del goteo, no siendo tampoco el primero, fue el gran Jackson Pollock, a quien se llegó a apodar Jack the dripper (Jack el goteador) por su dominio en esta técnica. Sin embargo, el goteo de las obras de Pollock, adquiría una apariencia mucho más caótica; como si se debiese a un impulso que desemboca finalmente en un efecto orgánico e irregular.

 

Linnenbrink, sin embargo, emplea dicha técnica de una forma mucho más controlada. Dosificada tanto en el resultado como en su propia aplicación. Sus resinas, previamente pigmentadas, recorren en la mayoría de sus obras trazados paralelos que pese a formarse libremente por el propio efecto de la gravedad, han sido previamente planeados o guiados.

 

Obra con la técnica “dripping“ del artista Markus Linnenbrink

“THEWAITISOVERBESOMEONEELSE“, de Markus Linnenbrink (2009). Resina epoxy sobre tabla, 150x240cm.

 

El resultado es tan simple como impactante, dando lugar a colecciones muy similares entre sí pero que, sin abandonar la personalidad de Linnenbrink a lo largo de los años han variado tanto en sus formas, como en sus soportes. El artista, ha llevado ese mismo “juego“ de colores no sólo a tablas y lienzos, sino a todo tipo de esculturas e instalaciones.

 

Instalación Wasserman de Markus Linnenbrink

Instalación artística “Wasserman“, de Markus Linnenbrink

 

No obstante, el arte de este autor afincado en Brooklyn, no sólo ha recorrido galerías y museos de multitud de países, sino que ha traspasado cualquier sala de exposición para convertirse en un reclamo permanente en lugares como el Hall de la Pennsilvania Academy of Fine Arts, o el lobby del recién restaurado edificio 75 Rockefeller Center. Incluso diseñó una colección de relojes que tiene su mismo nombre para la marca Swatch, inspiradas en algunas de sus obras.

 

colección relojes Swatch de Markus Linnenbrink

Colección de relojes diseñados por Markus Linnenbrink para la marca Swatch

 

En la actualidad, el artista de origen alemán está creando un mural en la fachada de un edificio ubicado en el centro de Miami. La obra, cuando esté finalizada en los próximos días medirá más de 12,000 metros cuadrados nada menos. ¿Qué será lo próximo? Para este autor, sin duda el cielo es el límite.

 

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