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Todo procede de la sinrazón

¿Qué hay de cierto en una afirmación como esa?

 

Todo. Procede. De. La. Sinrazón.

 

Bien podría tratarse del título del último best seller de filosofía new age.

 

Pero no. Su autora es una artista. Aunque mucho tiene de filósofa, de historiadora, de socióloga, de creadora y de observadora. De lógica y de ilógica.

 

No hablamos sino de Carmen Calvo.

 

Y “Todo procede de la sinrazón” es el nombre de su última exposición comisariada por Alfonso de la Torre, que se celebra estos días en la sala Alcalá 31 de Madrid. Una muestra retrospectiva que recoge obras creadas por la artista desde su primera exposición colectiva, celebrada en 1969, hasta el día de hoy.

 

 

Pero ¿quién es realmente Carmen Calvo además de una de las principales figuras del arte contemporáneo de nuestro país?

 

Esta valenciana, galardonada en 2013 con el Premio Nacional de Artes Plásticas, se formó en publicidad, en artes y oficios, y en bellas artes. Sin embargo, no finalizó esta última carrera porque no le resultaba lo suficientemente interesante.

 

A pesar de que ya participaba en exposiciones con tan sólo 19 años, no fue hasta mucho después, en 1980, que Calvo decidió dedicarse en exclusiva a su carrera como artista. Y fue precisamente ese mismo año, cuando le propusieron protagonizar la exposición “New Images From Spain” en el Guggenheim de Nueva York.

 

Poco después, en 1982, se trasladó a París, donde vivió durante casi una década y donde tomó contacto con otros artistas residentes en el país galo, entre los que se encontraban Campano o Broto.

 

 

La vida de los objetos

 

En una entrevista realizada por el periodista Quino Petit y publicada en “El País” en septiembre de 2014, Carmen Calvo comentaba que su arte comenzó, como en el caso de muchos otros niños, pintando rayuelas frente al portal donde creció.

 

En la misma entrevista, la autora confesaba que uno de los acontecimientos que más le ha marcado como artista y como persona fue la pérdida repentina de su compañero Bruce, lo que, en palabras de la valenciana: “me llevó a iniciar otros caminos. No a cambiar la trayectoria de mi trabajo, pero sí quizá a darle un punto más trágico”.

 

Destaca en el arte de Calvo, una constancia temática que se ha mantenido a lo largo de toda su carrera, y que se resume principalmente en la obsesión por la infancia rota; en ofrecer lecturas del pasado a través de la “reinvención” de objetos que pertenecieron a otros y que ya han sido completamente olvidados.

 

 

Sin embargo, para esta artista que participó en La Bienal de Venecia junto a Joan Brossa en 1997, cada uno de esos objetos está lleno de vida, tiene un propósito. Por eso a la autora no le gusta que confundan la pasión por la recuperación de los objetos con un afán de acumulación. Pues Calvo siempre defiende que cada objeto conseguido es buscado y tiene un propósito en su obra, no lo recoge con el fin de almacenarlo.

 

El comisario, filósofo, profesor y crítico Fernando Castro Flórez afirma que de los excéntricos collages de Carmen Calvo brota una “verdadera pasión por hablar en primera persona”.

 

 

Según describe Flórez, existe en sus obras “una urgencia por asumir la fragmentación de lo real sin dejarse llevar por la melancolía” y en las que adquiere un papel primordial la dimensión de lo onírico.

 

Hasta el día 29 que concluya la exposición “Todo procede de la sinrazón”, los afortunados que se encuentren en Madrid tienen la oportunidad de adentrarse de lleno en el mundo de Calvo. Un viaje en el tiempo que los llevará directos hasta 1969, para ir descubriendo, a través obras e instalaciones, hasta dónde alcanza la imaginación de aquella niña que dibujaba con tiza en las aceras de Valencia, la ciudad que la vio crecer… y donde pronto esperamos tenerla de vuelta.